Qué es la crisis existencial
Podemos detectar que entramos en un período de crisis existencial cuando sentimos un potente sentimiento de malestar interior, y comenzamos a cuestionarnos las razones primordiales de nuestra existencia. Se produce una pérdida de nuestra identidad, y un cambio potente en nuestra cosmo visión de vida.
Y ocurre cuando sentimos que se tambalea nuestro mundo, que las cosas que pensábamos estaban bajo control ya no lo están. Y tomamos conciencia que nuestros antiguos esquemas mentales con los que se dirigió nuestra vida ya no sirven. Esto provoca en consecuencia un estado mental agotador y sensación de pérdida absoluta.
Las crisis existenciales suelen comenzar con un periodo de introspección, en el que empezamos a cuestionarnos ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿malgaste mi existencia? ¿Para qué vivo yo? ¿Cuál es mi misión? No sé qué haré en el futuro, ya no soy feliz haciendo lo que hacia antes, me apetece cambiar de entorno, de personas….Estas cuestiones que lo lógico es que nos las planteemos a lo largo de toda nuestra existencia, en período de crisis se vuelven preguntas con necesidad de respuesta inmediata. Lo que efectivamente amplia la sensación de estar perdido y sin rumbo. Porque las respuestas no afloraran de forma tan sencilla.
En este punto podemos bloquearnos incluso a nivel de acción y entrar en pensamientos recurrentes circulares que solo hacen agravar la situación de malestar y desasosiego. Nos convertimos en los creadores de la propia bola mental que nubla nuestro camino y que impide que veamos un futuro.
Sin embargo, si superamos esta fase dolorosa, tomaremos conciencia de lo que habremos crecido como individuos. El proceso normal es haber conseguido una mayor conexión con nuestra esencia, un quitarnos capas que ya no son útiles y suponen una carga y empezar a caminar más liviano.
Consecuencias que trae la crisis existencial.
Del mismo modo, que estos periodos pasan factura a nuestros pensamientos y emociones lo hacen en la forma de comportarnos. Haciendo, en la mayor parte de los casos, que nos vayamos a comportamientos extremos.
Puede darse el caso de días de total apatía, en los que no se cumple ni siquiera con las obligaciones sociales básicas.
O irnos al extremo de querer vivir intensamente, experimentando todo lo que sentimos que nos hemos perdido. Desde deportes de riesgo, ocio extremo, abandono de trabajo, compromisos familiares, todo en pro de intentar llenar el vacio que sentimos.
Porque realmente no estamos en equilibrio, estamos buscando un nuevo rumbo cuando transitamos la crisis existencial. Estamos buscando nuestro yo más real y el encontrar el sentido de nuestra vida.
Si no logramos salir de estos extremos y pensamientos recurrentes puede desembocar en depresión profunda, ideas suicidas, sentimientos de indefensión o desesperanza. Influye en ello la duración que nos permitamos estar en el proceso y la intensidad de las emociones que aparejemos.
Causas de la crisis existencial.
Estas crisis son más habituales durante la juventud y la madurez de vida de los 40 o 50 años. Aunque realmente se pueden experimentar siempre que estemos inmersos en cambios profundos. Como en momentos de decidir si comenzar una vida de pareja, tener hijos, cambiar de trabajo, que estudiar…
Causas evidentes de estar inmerso en una crisis son:
. La sensación de estar solo ya sea un deseo voluntario o sobre el que no se tiene control.
.El sentirse incomprendido y aislado del mundo.
.El no tener una misión de vida. No entender el sentido de nuestra existencia o su para qué.
.Baja autoestima y sentir que no se tienen habilidades suficientes y por tanto que no se podrá alcanzar la vida que se sueña como ideal.
. No estar contento con la vida vivida hasta ahora. No encontrarle un sentido transcendente.
Tratamiento de la crisis existencial.
Es muy importante trabajar el sistema de creencias cuando atravesamos una crisis existencial. Tomar conciencia de las creencias limitantes que regian nuestros pasos y empezar a trabajar las creencias potenciadoras.
En este proceso tendremos que eliminar también todos los valores que se quedaron obsoletos en nuestra cosmovisión de vida. Pueden ser valores familiares, de la tribu social….Es momento de quitarse los disfraces autoimpuestos y encontrar valores y creencias propias.
Trabajar los nudos del pasado que vamos arrastrando y sanar heridas antiguas.
En la misma línea trabajar el autoconocimiento, reforzando nuestras fortalezas, que serán las herramientas con la enfrentemos el nuevo camino.
Y por último trabajar la visualización de los objetivos y metas a los que queremos dirigirnos. Empezando por metas pequeñas y cercanas hasta que consigamos visualizar nuestra misión- visión de vida.
No siempre una crisis existencial debe implicar algo negativo. A veces, es la catapulta que necesitamos para seguir creciendo y llenar nuestra vida de sentido. Vivir de forma consciente, no solo sobrevivir.