Seguimos con un nuevo post en el que profundizaremos en el autoliderazgo, el autoconocimiento, qué influencia ejerce el autoconocimiento en el liderazgo y los tipos de liderazgo. Si eres de los que deseas impulsar y tener mayor control sobre tu vida este post te resultará de utilidad.

Gracias por compartir estos minutos conmigo.

Como habíamos hablado en videos anteriores, a través del autoliderazgo, ejercemos influencia consciente sobre nuestros pensamientos, emociones y acciones. Y por ello cobra tanta importancia el trabajarnos el autoconocimiento como primer paso, si queremos empezar a ejercer autoliderazgo.

¿Qué se logra al trabajar y practicar el autoconocimiento?

Puntos que diferencian a las personas que tienen trabajado su autoconocimiento:

1. Conocen sus fortalezas y debilidades. El autoconocimiento implica comprender en profundidad nuestras fortalezas y debilidades, nuestras emociones, necesidades e impulsos.

Muy útil para este punto la ventana de Johari.

2. Las personas que se tienen trabajado muy bien el autoconocimiento no son ni excesivamente críticas ni excesivamente optimistas, ni consigo misma ni con los demás. Se caracterizan por ese término medio, que te
da el saber desde que punto es, desde el que estás trabajando. Y eres consciente, que los demás, te darán tanto como sus fortalezas le permitan, por tanto, no caes en la crítica con tanta frecuencia.

Es decir, se trabajan es cero quejas, cero críticas.

3. Del mismo modo cuando nos hemos trabajado nuestro autoconocimiento somos conscientes de nuestras emociones y el poder que estas tienen en nuestro rendimiento y en la energía con la que nos relacionamos con los otros.

4. Son conscientes de sus valores y objetivos. El conocernos implica que sabemos cuáles son los valores que rigen nuestra vida. Cuando no hemos trabajado nuestro autoconcepto y no tenemos claro
nuestros valores, puede ocurrirnos, que nos ofrecen un trabajo pagándonos un alto precio, pero que no encaja con nuestros valores. Lo aceptamos, pero nos trae frustración ya que no encaja con nuestra
visión de vida.

Y si, no tenemos claro a dónde nos dirigimos, acabamos siendo mano de obra barata de quién sí lo tiene claro.
Las decisiones de las personas con autoconocimiento concuerdan con sus valores, de ahí, que sus trabajos y relaciones les resulten estimulantes.

5. El tener trabajado nuestro concepto implica que somos conscientes de nuestras limitaciones. Y no es algo de lo que les incomode hablar ya que saben que no es su culpa, y, por el contrario, es un punto que poder
seguir trabajando para crecer. Tienen confianza en sí mismos.

Estilos de autoliderazgo

¿Y una vez trabajado este autoconcepto o autoconocimiento cómo lo aplicamos para ejercer el liderazgo sobre nosotros mismos?

Existen 4 etilos de autoliderazgo que pueden ejercer unos buenos resultados en ti. Una vez que te trabajas el autoconocimiento es importante que reflexiones con que estilo te sientes más cómodo o te resulta innato de forma natural.

El autoritario.

Ejercer tu autoliderazgo de forma autoritaria es tener tu visión clara. Saber hacia dónde te diriges, por qué y cómo.

Cuando nos lideramos de forma autoritaria nos comprometemos con los objetivos y comprendemos que las acciones particulares encajan con un objetivo más a largo plazo y de mayor alcance.

En este estilo no nos permitimos tonterías, nos marcamos lo que hay que hacer y vamos a por ello, conscientes de que estamos contribuyendo a nuestro propósito de vida.

El Coach.

Trabajamos con nuestra personalidad. Es cuando nos recordamos nuestras fortalezas y debilidades y las vinculamos a nuestras aspiraciones. Nos recordamos los logros conseguidos para que, repitiendo pautas de comportamiento, sigamos avanzando.

Cuando ejercemos este estilo estamos dispuestos a pasar por fracasos puntuales si nos traen algún aprendizaje a largo plazo.

Trabajamos nuestras emociones y nos recordamos nuestro máximo potencial. En este estilo elaboramos planes de acción que nos lleven a alcanzar nuestros sueños.

Es como si mantuviéramos un diálogo con nosotros mismos, en el que nos recordamos que creemos en nosotros.

El consiliador.

En este estilo buscamos el equilibrio entre el esfuerzo y las recompensas En el buscamos no solo lograr objetivos sino también que lo hagamos contentos y en armonía.

Aprendemos a premiarnos cada vez que alcanzamos un nuevo hito. Sirviendo a veces esas recompensas como la zanahoria que nos impulsa a seguir avanzando.

Cuando ejercemos este estilo de liderazgo no somos tan estrictos como un plan requiere, sino que, nos dejamos más margen de libertad. Nuestro discurso sería del tipo: esto es lo que tienes que alcanzar, hazlo como tu intuición te diga. Confiere la posibilidad de hacer el trabajo de la forma que considere que será más eficaz, sin ajustarse a un plan.

Democrático.

En él, es cuando recogemos ideas de los demás, así como su aprobación o consejos.

Al compartir nuestros objetivos con ese entorno, que nos dará ideas, dicho entorno nos sirve de impulso. Ya que, seguirá de cerca nuestros avances.

Este estilo nos permite liderarnos y a la vez apoyarnos en otros.

En este estilo también modelamos. Es cuando aprendemos de los que ya han alcanzado lo que nosotros nos estamos trabajando. Nos apoyamos en un conocimiento colectivo.

Es muy útil cuando no tenemos claro que camino tomar o cómo hacerlo y nos apoyamos en los demás.

Conclusión

Ninguno de nosotros usamos un único estilo de liderazgo, lo normal, es que usemos uno u otro según el momento.

Pero sí es importante que tengamos algunos estilos marcados, para que, no sean los demás los que decidan hacia dónde vamos.

Lo que mejores resultados nos dará, será, tener la flexibilidad de movernos de un estilo a otro según el momento y nuestras necesidades.

En esta sociedad del conocimiento en la que estamos, la unidad del trabajo ya no es el individuo sino el equipo. Por ello, cada vez cobra más importancia el liderarnos a nosotros y ser capaces de liderar nuestro entorno cuando se requiera.

Cuando nos trabajamos nuestro liderazgo es más fácil que estemos en armonía social, ya que tenemos mayor poder sobre nuestras emociones, pensamientos y acciones.

Y haciendo referencia a la frase: “Un grupo no puede ser más inteligente que la suma de sus partes, pero sí más tonto”. No seamos esa parte de la dinámica que hace que no se avance, cuando te lideras no solo te beneficias tú, también lo hace tu entorno.

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