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Tengo una idea de negocio pero no se cómo comenzar.
En muchas ocasiones sí tenemos claro a que nos gustaría dedicar nuestra vida, tenemos claro que es aquello que cuando lo estamos realizando el tiempo fluye y que nos da sensación de plenitud. Pero, ¿por dónde empezamos? ¿Y si fracaso?
Primero comenzaré contando un cuento, el cuento del elefante encadenado, extraído del libro de Jorge Bucay.
Cuento del elefante encadenado.
“Había una vez un niño, muy sensible y curioso y que fue al circo. La actuación que más llamó su actuación fue la de un gigantesco elefante, majestuoso y que tenía una poderosa fuerza. Quedó maravillado con el elefante, así que en el descanso fue a verle. Y cuál fue su sorpresa que vio que ese poderoso elefante estaba atado solo en una de sus patas con una débil cadena a una estaca clavada al suelo. Pero si hacía solo unos minutos pudo observar toda la fuerza de esa maravillosa criatura arrancando árboles de cuajo, cómo podía estar preso por una débil estaca.
Finalmente, compartió sus pensamientos con su padre, preguntándole:
Papá, ¿por qué el elefante no se escapa?
La respuesta del padre fue que era porque estaba amaestrado, dicha respuesta no fue suficiente para el niño. Aunque el padre no le dio más importancia y se marchó al baño. Al irse el padre, un anciano sabio que estaba junto a ellos y que había oído la conversación le dijo:
El elefante no se escapa porque estuvo atado a esa misma estaca desde que era muy, muy, muy pequeño. Seguramente, de pequeño intentó con todas sus fuerzas liberar su pata de esa cadena. Pero no lo consiguió porque aun no tenía fuerza suficiente. Después de que el elefante intentara un día tras otro liberarse sin conseguirlo, llegó un día terrible, el día que se resignó a su destino. Ese enorme y poderoso elefante que tienes delante de ti no se escapa porque cree que no puede. Aun tiene grabada la impotencia que sintió de pequeño y es algo que no se volvió a cuestionar. Jamás volvió a probar su fuerza con esa cadena. Ya ni se lo plantea”.
Y así, cual ese majestuoso elefante muchos de nosotros vamos encadenados a una creencia limitante de nuestro pasado hasta que nos permitimos cuestionarla. Nos contaron que estudiando tal o cual cosa tendríamos trabajo estable y bien remunerado, que debíamos casarnos a tal edad, que a tal edad debíamos tener niños, que teníamos que comprar una casa, un coche……y así más y más eslabones a nuestra cadena.
Y ahora, en pleno siglo 21, la mayor parte de los paradigmas con las que nos criamos ya no tienen valor ni sentido. Ni los trabajos son para toda la vida, ni el tener estudios reglados te asegura un empleo estable y bien remunerado, los matrimonios no son para siempre en todos los casos, es más, ni siquiera caminar en pareja se vuelve algo incuestionable…y así con un millar de creencias que podemos romper.
Pasos para plasmar tu idea de negocio.
El primer paso a dar por tanto si tenemos claro a qué nos gustaría dedicarnos es romper con esas creencias limitantes que nos atan. Irlas reprogramando una a una hasta volver a caminar libres.
Después empezaríamos a establecer nuestro por qué. Para qué deseamos poner en marcha nuestro proyecto empresarial. Reflexionar nuestro para qué sin juzgarnos.
Y comprendiendo que ese por qué no puede estar basado en el miedo. Será muy difícil desarrollar un proyecto empresarial exitoso basado en el miedo a no tener recursos económicos.
Nuestro cerebro que no entiende el no, y que le gusta que aquello que piensas sea lo que se cumpla, probablemente se encargará de que efectivamente tengas problemas económicos si es lo temes, ya que destinas tantos recursos mentales a pensar sobre ello. Así que antes de comenzar con estrategia, planes operativos…contéstate con total claridad a cuál es tu por qué y que sea un por qué construido desde el amor, desde una motivación poderosa.
Motivaciones.
Hay personas a las que mueve la motivación del poder, otras la de servicio o la de afiliación, la cooperación, el crecimiento personal…encuentra la tuya. Esa sería una de las primeras rocas a poner en la construcción de tu proyecto profesional. Si esa roca es firme, cuando se tambaleen piedras secundarias siempre podrás recurrir a ella para volver a establecer el equilibrio, recordando el sentido por el cuál te adentraste en ese camino.
Una investigación dirigida por el Instituto de Neurología de la Universidad de Tamagawa (Japón) definieron tres tipos de personas:
Prosociales.
Son aquellos que prefieren maximizar la ganancia para uno mismo y minimizar la diferencia entre los dos. El gano yo ganas tu. Se mueven por motivos como la cooperación.
Individualistas.
Aquellos que se ocupan principalmente de maximizar su beneficio. El gano yo y no me importa lo que a ti te pase. Se mueven por motivos como la conservación.
Competidores.
Son aquellos a los que les gusta maximizar la diferencia entre los dos. El gano yo pierdes tu. Se mueven por motivos de poder.
Los cuatro elementos del ciclo de motivación son la necesidad, incentivo, conducta y satisfacción. Y estos elementos provocan que existan gran variedad de motivaciones, según las necesidades de cada persona. 10 de las motivaciones principales serían: contribución, autonomía, cooperación, hedonismo, seguridad, conservación, afiliación, poder, logro y exploración. Encuentra la tuya, y ese responder al por qué deseas desarrollar tu proyecto profesional es un excelente primer paso.
En los siguientes videos os iremos contando cuáles serían los siguientes pasos a dar para hacer de ese proyecto una realidad. Comencemos a caminar.
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