Como os comentamos en los anteriores posts, existen 4 prácticas que nos pueden ayudar a cuidar el estado de nuestro cerebro.
. La calma.
Ya trabajamos el cuidado del sueño, el ejercicio físico y la meditación y ahora vamos a centrarnos en la calma (serenidad y salud mental).
Todos somos conscientes de la infinidad de procesos mentales que ejecuta nuestro cerebro por segundo, es un eficiente sistema de ejecución de procesos de información, que ejecuta millones de cómputos sin parar.
Existen multitud de tareas rutinarias que nuestro cerebro ha procesado y que de hecho no requieren nuestra atención activa para ejecutarlas, ya sea el proceso de lavarnos los dientes, conducir, la forma en la que siempre nos secamos siguiendo siempre los mismos pasos….Todas estas tareas son lineales, con lo que a nuestro cerebro no le cuesta llevarlas a cabo o simultanearlas con miles de tareas más. El problema viene cuando no se trata de tareas lineales, sino complejas.
Las tareas complejas.
Complejas son aquellas tareas en las que puede haber múltiples opciones concatenadas. Y que en función de lo que se elija tiene unos resultados u otros, sin existir una respuesta acertada predeterminada. Y estos problemas a nuestro cerebro no le gustan. Recordemos a nuestro cerebro le interesa la zona de confort y nuestra supervivencia.
En este proceso de resolver problemas no lineales si nuestro cerebro tiene mucha presión o estrés, no encuentrará las soluciones. Nuestro cerebro trabaja mejor sin presión, de ahí, que muchas de estas soluciones vengan cuando estamos descansando o ya hemos dejado de pensar en el asunto. Como por ejemplo la historia de Newton que tuvo la primera idea de su sistema de gravitación caminando por su jardín al ver caer una manzana. Las mejores ideas y soluciones nos vienen cuando nuestro cerebro está en calma, cuando no está pensando en el problema en cuestión o está ejecutando otra actividad.
La creatividad mejora cuando estamos en calma.
Nuestra creatividad, nuestra capacidad de encontrar soluciones divergentes, mejora sin tensión, mejora cuando no estamos presionando con el modo consciente.
Y es que los recursos que tiene nuestro inconsciente son infinitamente mayores que los de nuestro consciente. Por eso nos llegan las soluciones mientras dormimos, descansamos, nos duchamos o charlamos.
Cuando queremos encontrar soluciones a tareas complejas, es básico realizar previamente tareas agradables, repetitivas y que no te hagan pensar o forzar pensamientos. Es básico estar en calma, así tu cerebro lo tiene más fácil para tirar de subconsciente y que afloren las respuestas adecuadas.
Nuestra vocecita mental no cesa, pero hemos de aprender la forma de ponerla en silencio y no estar continuamente moviéndonos en tensión.
Así que cuando tengas una cuestión que resolver, no te obsesiones con ella. Pon tu cerebro en calma. Realiza respiraciones profundas, tareas que te hagan estar ausente, divertidas, relajadas…y la solución vendrá.
Práctica para poner calma.
- Piensa en una tarea mental que te requiera mucho esfuerzo y a la que te cueste encontrarle solución.
- Antes de ponerte con esa tarea mental, colorea mándalas o cualquier dibujo que te permita relajarte y no te lleve a tener que pensar en exceso.
- Y deja que los pensamientos afloren.
Con este ejercicio estarás induciendo las ondas cerebrales que te llevarán a tus momentos “eureka”, estarás perdiendo un poco de tiempo previamente para ganarlo con creces después.
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